No puedo parar de escribir; me
atrae la nefasta poesía de principiante que me dedicas y que arde como un
incienso que se consume lentamente, mi única queja es que debes de evolucionar
tu estilo gramático que cada vez es más fome pero no me mires con ganas responderme
o de hablarme o de cantarme al oído ¡ESTOY SORDO Y NO ESCUCHARÉ TU CANCIÓN
PRIMAVERAL PORQUE ES INVIERNO! y deja de rascarte ahí cuando lees
algo mío porque se nota mucho; no me ignores que sé de tu taquicardia explosivo, cuántas veces haz desesperado ya, y no me sigas
con la mirada que tengo ojos en la nuca, mi tercer ojo ve por tu rostro. Oye,
oye, oye, oye, oye, oye, que falta de
hombría, ¿acaso tienes el himen virgen? No logro entender tu fenómeno psicótico
de íconos y símbolos; si empiezas algo, termínalo por favor. Por mi parte,
siento el frondoso viaje de mi ceja extendida hasta mis pestañas ilimitadas que
transitan por mi frente tan pensativa a lo que me comenta mi amiga media
naranja mitad de alma; ya estamos aburridos y esa es la vil verdad, somos
dioses en búsqueda de la perfección y no del tedio. Simona suéltame un rato que
estoy ocupado – se me fue el hilo, ¿viste?...
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...
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