Una metáfora ardiente en mi
tropo, una alegoría taciturna y alocada que hierve la sangre, una antonomasia
que pide a gritos su eutanasia, un aborto retórico que enfatiza estas letras
irónicas. Que envidia, que envidia todo. Quiero convertirme en Dionisio y
sentir ese éxtasis de miel o de brebaje celestial que gotea del clítoris de
Afrodita, que me entregue el ímpetu necesario para abandonar la blasfemia
atónita de mis nudillos pálidos que sangran, y de la encía de Atenea me
alimentaré esta noche vaga sin rumbo. Anestesia o adrenalina, una ruleta a
muerte con tu revolver favorito, te invito gran amigo una vez más a probar
suerte.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...
No comments:
Post a Comment