Ubi vos exigo evolutio, ego volo ascio vestrum animo. Tu es pestis.

© Francisco Javier Maureira P. 2005 - 2017

14.11.08

A note, for you.

Me mostraste el conocimiento y la verdad. Tienes la marca y por eso te envidiarán.
Alguna vez te dije 'te admiro' y con orgullo lo reitero. Sin ti no sería lo que hoy soy.

Contigo hubo cambio de hoja, contigo hubo un punto final; y contigo la historia aún se desarrolla...


13.11.08

Sobredosis.

- ¿Cómo te encuentras?..
- Bien.. - dije con extraño; mirando una silueta en la luz.
- ¿Puedes verme..?
- No. ¿Quién es?..
- ¿Hay alguien por ahí?.. - dijo otra voz un tanto lejana.
- Ya vamos para allá - respondio la silueta mirando hacia una lado, dejando ver su perfil..

La silueta comenzó a avanzar hacia mi. Yo trataba de reconocer la figura del hombre entre tanta luz, pero mis ojos se cansaban. Traté de levantarme pero al parecer tenía una pierna fracturada..

El hombre aquel se acercaba maldiciendo en silencio, ya ya frente a mi, alzó su pierna y me golpeó la cabeza. Volvi a caer boca abajo mientras mi cuerpo rodó unos instantes.

- Maldito ebrio que te cruzas por mi camino, -dice éste con un tono hostil- me haz dejado el vehiculo destrozado.

Escupiendo sangre y con toz trataba de comprender si quiera algo, pero en las cercanias un fuerte disparo desconcertó mi pensamiento.

- Hijo de la gran puta... - dice la silueta, mientras me alzaba del pelo y me arrastraba.. - Ahora les enseñaremos unos cuantos modales.

Al principio no reaccionaba y no lograba comprender. Apretujaba mis ojos y trataba de reconocer a mi agresor; en vez de eso noté que estabamos en pleno alba, pero aún veía sólo una silueta por culpa de los faros del vehiculo.

Me arrastró a traves de unas hierbas crecidas, como tratandose de una especie de campo, luego me lanzó al lado de otra silueta. Mi agresor comenzó a caminar en dirección hacia otro hombre que reía con placer mientras alzaba una lata de refresco.. Hablaron unos segundos y ése hombre le entregó un arma a mi agresor. Con la desesperación comenzé a moverme un tanto, arrastrandome, y así fue que vi un poco mas nitida la silueta junto a mi; un cadaver, pero no cualquier cadaver, sino el cadaver de un amigo, Max. Max tenía veinte años, un año menor que yo y una bala en el craneo. Mientras se acercaba éste hombre, al cual ahora si pude ver pero no reconocer, supliqué de la manera mas horrenda por mi vida...
¿Que ser tan insensato sería aquel?..
Reia y reia por mis suplicas, con lo que dijo;

- Está bien mal parido, me acabas de convencer.

Se devolvio donde el otro hombre al cual le regresó el revolver y se fueron marcha al vehiculo. Caí con alivio sobre las hierbas, donde voltié mi rostro hacia la derecha donde Max, que sangraba con rostro de asombro..
Sentí unas pisadas, con lo que miré sobre mi torso alzando mi cabeza.
Ahí venía el que se había apiadado de mi, con un machete y su complice.

Su complice me tomó de la cabellera riendo y animando al otro. Triste agonía la que me invadia. El hombre del machete comenzó a cortar mi cuello lentamente mientras hacia morisquetas para mi, escupiendome y golpeando mi cara.
De a poco sentí el frio metal oxidado filetear mientras sangraba. No obstante mi dolor no fue suficiente para aquellas perdidas almas, con lo que sacaron mis pantalones y dejaron mis piernas al desnudo, donde se entretubieron unos variados momentos cortando la piel de mis muslos. Con celebración hicieron acto de la escena final...


10.11.08

Anunciación.

Cuando llegué del College, habitualmente, prendí el ordenador. Mientras cargaba los datos fui por un refresco y ver que había de almuerzo; arroz con algo extraño, algo como cebolla frita con patatas.. Le miré con asco y probé. No estaba del todo mal. Tomé mi refresco y volvi al ordenador. Me senté y comenzé mi que hacer. Visité una que otra web de red social, revisé las cosas y claro que nada nuevo. Revisé también las cosas que había descargado, puse música y me fumé un cigarrillo. Ahí estaba yo, en mi sillón con la mano en el filtro del cigarrillo, mirando con angustia como se consumía.
Me levante y abrí la ventana. Que hermoso día había; calor y viento, lo habitual a fines de Marzo, por acá.
Mire unos momentos como el humo le danzaba con el viento a mis melodías, pero recordé que había olvidado lo más importante; revisar mi correo. Así pues me senté nuevamente frente al ordenador y comenzé a digitar.

-Nada, nada... No me interesa, basúra, spam..- murmureaba.

¿Y ésto qué es?.. ¿Un correo enviado por mi, anoche, sin asunto?.. Debió ser phishing.. De todas formas le abrí, era un correo de poco pesar. Que sorpresa la mia al ver que estaba escrito en un idioma extraño, a lo que comenzé a leer con atención, tratando de ver de cual idioma se trataba: Latín, que raro.
No le tomé mayor importancia y le borré, como a los otros que había recibido unos días antes.. Me levanté y fui a comer mi almuerzo.

Unas horas más tarde, luego de reposar un rato, me cambié la teñida... Tenía ganas de andar en mi bicicleta, pero temía por dejar mi hogar a solas.. Así que hice mis trabajos pendientes.

Claro, ya daban las nueve de la noche y estaba oscuro. Nadie llegaba, y me comenzé a preocupar. Llamé al movil de mi madre y me dijo que llegaría un poco más tarde, que iba a una cita con su novio, el nuevo.

Decidí irme a dormir, para estar fresca mañana. Me desnudé y me metí de un salto a la cama.

Ya luego, al otro día, a las seis y treinta de la mañana, me desperté. Revisé mi correo, y tenía otro más de mi misma. Ya al haber recibido varios correos del mismo tipo, y enviados por mi, me comenzé a preocupar. Así que decidí buscar en la biblioteca esa tarde por alguna información sobre el idioma.

A los meses siguientes, ya dominaba lo básico en el odioma, y también tenía en mi poder una gran cantidad de correos del mismo tipo que me llegaban a diario. Con mi poca experiencia y en la biblioteca del college, comenzé a traducir un día sábado... Intrigada, vi que los escritos eran de carácter oscuro u ocultista; era mágia negra. Mi estomago con uno y otro retorcijón, me demandó un cigarrillo.

Me levante, fui al patio y me pasié fumando. Uno tras otro. Pensando y pensando.

En la tarde cuando el cielo se reflejaba gris en invierno y amenazante a llover, volvi a mi casa... Puse la llave en el cerrojo y con un frío de espanto logré abrir. A oscuras ya andaba y con nadie en el hogar. Aún con stress, invité a unos amigos y amigas para mi compañía. Como había de esperar, tomé una ducha.

Para eso de las once de la noche, cuando llegaron, comentaron lo loca que parecía con todas las luces de la casa prendidas, con lo que lograron calmar mi stress estomacal con una que otra sonrisa. Así estabamos, planificando la velada. Decidimos quedarnos en mi casa, por lo tarde que era. Como de costumbre, decidimos beber. Enviamos a los muchachos a comprar el acohol, los cuales no demoraron en volver. Así comenzaba la fiesta, ellos prepararon los tragos y nosotras decidiamos las películas. Estaban mis dos mejores amigas, el novio de una y dos amigos de confianza.

Ya al momento de servirnos, no dudé en rechazar el ánimo a tomarle de una sola vez. Ahí, fue cuando comenzé a tener mareos...

-Vanessa... Vanessa...- sentía la voz de mis amigos llamarme a lo lejos.

Desperté al otro día, en la tina de un baño; mi baño. Con ropa y seca. El sol entraba fuerte por la ventana, ya era más de medio día. Traté de reponerme unos momentos, toqué mi pantalon para sentir mi movil que se agitaba. Lo tomé y le miré; se estaba descargando. Sólo alcancé a ver que eran las cuatro de la tarde.

Me miré al espejo, me mojé la cara y recordé algo de anoche. Salí del baño y fui a mi habitación, que no estaba lejos de ahí, entré y busqué el cargador, lo conecté y prendí mi movil. No dudé en llamar de inmediato a Julieta, cuando escuché el sonido de su timbre en mi habitación.. ¿Se le había quedado el movil aquí?... Como apenas veía, me acerque a la ventana y abri los telones de par en par. El sol golpeó mis ojos con lo que unos momentos no pude ver. El movil seguía sonando. Me di la vuelta y vi a Julieta y a los demás en mi cama, claro que no vivos...

Mis piernas debilmente no aguantaron mi peso, y con flaquesa caí. La escena era grotesca, mis muros con sangre y mis amigos sin mandibula, sin parpados y sin manos... Con horror tapé mi boca sollozando. Las lagrimas y el shock me nublaban. Miré al rededor y vi sus partes regadas en mi piso. Mi reacción se fue a bloqueo unos cuantos minutos, cuando me limpie los humedos ojos y me puse de pie.. Con mis manos frías, la vista tardia y temblorosa, cogi mi movil otra vez, comenzando a marcar el número de los policias. El movil cayó al suelo cuando me llevé la mano a la boca para no vomitar. Corrí al baño y desheché en el laba manos. Volví al pasillo que da a mi habitación, notando que había sangre en este piso también. Por unos instantes pensé que quizás el asesino aún estaría allí... Pero luego descarté la tesis. Me sentia mal y no sabía que hacer. Camine a la sala de estar y vi que ahí también hubo pasión por la sangre... Segui los rastros que daban al patio trasero, que daban al estanque-basurero. Le abrí y encontré la cabeza de Hugo, el novio de Julieta. Para mi sorpresa, a su lado estaba mi madre, amordazada con la peor expresion en el rostro, con mayor putrefacción.

Mi cabeza colapsaba, quería saber qué había sucedido.. Quería saber porque yo estaba viva y ellos no.
Dudé de la muerte de mis amigos, con lo que fui a comprobar si realmente estaban muertos. Les tomé el pulso y nada.
Recordé entonces que debía llamar a la policía, que quisas ellos se encargarian de todo. Tomé el movil y noté que habia un mensaje de texto el cual estaba siendo escrito; "¿te gustó, perra?".

Ahí fue cuando pensé nuevamente en la presencia del asesino en la casa, con lo que desconecté el celular, lo guarde en mi pantalon y me heché a correr. Sentí la carcajada de un hombre de voz ronca en el patio de enfrente de mi casa, cuando iba a abrir la puerta. Entonces corrí hacia el patio trasero desconcertada, subí el estanque y salte a la casa vecina.. Y corrí y corri.. Llorando y gritando. Los vecinos salieron en mi ayuda. La Señora Inés me abrazo con espanto por mi ropa ensangrentada, preguntando qué me había sucedido. Me desplome, mirando al cielo, rodeada de mis vecinos..

Desperté en el hospital con el pulso bajo por tanto desorden emocional, dijo el Doctor, el cual al verme despertar y con cara de desprecio, salio del lugar... Le vi hablar con unos hombres através de las percianas. Los hombres, vestidos de etiqueta, entraron y me comenzaron a interrogar, presentandose uno mientras se sentaba en mi camilla, claro.

-Hola. Soy Eduardo, -me dijo éste...- detective..
-¿Qué sucedió?..-le pregunté con intriga mientras todo se me venía a la mente como una tortura.
-Eso quisiera saber yo. -me repuso..- Estás con orden de detención por homocidio a siete personas..
-¿Pero cómo.. qué dices?..
-Que estás bajo deten...
-¡YO NO HE MATADO A NADIE!... Era él...
-¿él quién?..-preguntó serio, mientras el otro hombre que estaba más atras comenzaba a tomar nota..
-El hombre que se burlaba... el que estaba en mi patio delantero..
-¿el novio de tu madre?..
-No sé, ni siquiera le conocia en foto...
-¿Así.. y si le reconoces como acá?- dijo mostrandome unas fotos de un hombre inversamente crucificado en un lugar oscuro.
-No sé quien es él..-dije con repugnancia.
-Es el actual novio de tu madre. Al que asesinaste en el entretecho.. ¿Qué motivos tenías, afán de dinero, venganza..?
-Yo no le he matado..-interrumpi mirando hacia un lado.
-¿Y a las otras personas quién...?
-Yo no he sido..-mis ojos se humedecian nuevamente, mientras mi audición se agudizaba al escuchar el silencio estorbado por el lapiz rasgante de la hoja del otro hombre.
-Claro.-dijo pensante Eduardo..-¿y entonces dices que fue el hombre del patio de adelante?..
-Si. El de voz ronca..-dije con la voz quebrada...
-Entonces dices que el que mato a esta gente fue el diablo..

Comenzé a recordar entre lagrimas aquellos correos que recibia... ¿Acaso de verdad era yo una asesina ahora?..
El hombre continuó haciendo el interrogatorio, a lo que yo sólo respondia con llantos..

-Déjenme sola...-interrumpi las preguntas del hombre.
-Conteste mis preguntas, señorita. -repuso Eduardo con voz dura.
-¡Déjame sola! -grite casi escupiendole la cara..

El hombre se levanto de mi camilla, sacó un pañuelo y limpió su cara.

-Le recuerdo que tenemos un orden de detención, para cuando usted esté claramente mejor. No obstante, tengo mis ojos puestos en usted a toda hora..
-¡Vayase!...
-Bien, hasta luego. - dijo con voz dura dando media vuelta y marchandose junto al otro hombre..

A los minutos después, me levanté. Miré por la ventana la triste mañana gris de Santiago. Noté un cartel publicitario no muy lejos de una bebida energética, con su eslogan que me llamo la atención; "el juego aún no acaba..".