Debo reconocer que usted me tiene en un muy mal dilema, y la verdad, es que comienzo a sospechar que me manipula, y espero que no se olvide que soy tan libre, independiente, y orgulloso como usted. No confunda mi tolerancia con el cariño que le tengo, ni mucho menos, estas letras con una amenaza; pero tenga algo muy claro: acarreo demonios adentro.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...