Cuando más cansado estoy, cuando más no puedo rendir, vuelvo a surgir, tal como un fénix; es el guerrero interior. Se reactiva el cerebro y se siente la estamina. Forzándose al extremo nos volvemos más fuertes.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...