Cuando más cansado estoy, cuando más no puedo rendir, vuelvo a surgir, tal como un fénix; es el guerrero interior. Se reactiva el cerebro y se siente la estamina. Forzándose al extremo nos volvemos más fuertes.
Ya es momento de que se devuelva lo que nos corresponde. Con tanta droga en la sangre no se puede reaccionar. Menos en un lugar tan oscuro; se necesita más luz. En la ausencia nos volvemos más fuertes, y la ausencia ya terminó. Nuevamente nos alzamos. Estamos a menos de dos horas del primer impacto.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...