Déjame explicarte que ahora, aunque se me fugue la vida, seguiré así, y aunque me duela hasta el aliento, estaré para tí, y te hablaré de felicidad, dejando tu pasado y el mío, que no fue nuestro, atrás como a una gran cicatriz.
Pero sólo te pido que ahogues tus labios en mí, dándole fuego a nuestro amor, para que nos queme el alma y nos derrita en uno; para que el viento mezcle nuestras cenizas con su tibio soplo; así sentirás cómo es que el viento nos llevará por el mismo camino en la eternidad.
