Ubi vos exigo evolutio, ego volo ascio vestrum animo. Tu es pestis.

© Francisco Javier Maureira P. 2005 - 2017

13.8.10

La eternidad es poco.

Cariño mío, mis venas enredan tu corazón como una gran telaraña, conectándonos en lo más íntimo, bombeando tu explosiva sangre hacia mi cerebro, adueñándose tu ritmo cardiaco de mis pensamientos y haciéndome pensar sin cuestionar lo que sientes como algo mío, haciéndome sentir tan tuyo de una forma latente.

Déjame explicarte que ahora, aunque se me fugue la vida, seguiré así, y aunque me duela hasta el aliento, estaré para tí, y te hablaré de felicidad, dejando tu pasado y el mío, que no fue nuestro, atrás como a una gran cicatriz.

Pero sólo te pido que ahogues tus labios en mí, dándole fuego a nuestro amor, para que nos queme el alma y nos derrita en uno; para que el viento mezcle nuestras cenizas con su tibio soplo; así sentirás cómo es que el viento nos llevará por el mismo camino en la eternidad.


9.8.10

Maldigo el día en que te contrataron.

Mi pecho se presiona, dejandome sin aire, doliendome el aliento, necesitando tu presencia, tu amistad; porque los amigos están ahí, para dar un aliento, para arrancar una sonrisa donde el amor deja una lágrima... Nada me confortaría más que unos simples minuto de tu escucha, aquí, ahora; cuando duele tanto lo que callo para aparentar ser feliz. Y por eso, y tan sólo por eso, es que maldigo el día en que te contrataron.