Mi pecho se presiona, dejandome sin aire, doliendome el aliento, necesitando tu presencia, tu amistad; porque los amigos están ahí, para dar un aliento, para arrancar una sonrisa donde el amor deja una lágrima... Nada me confortaría más que unos simples minuto de tu escucha, aquí, ahora; cuando duele tanto lo que callo para aparentar ser feliz. Y por eso, y tan sólo por eso, es que maldigo el día en que te contrataron.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...
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