Mientras me asfixio en las letras; te beso, me despiertas. El frío arde pero le fatigas. Es un tono a tierra con zumbidos de lengua. Pienso un rato, te beso más. Te converso de la vida, me escuchas, escuchas también a quien me habla y que no está. Matas el glacial. Muevo los dedos un rato y miro el amanecer; ese olor que quema mi nariz. Me besas el cuerpo repentinamente, subes la temperatura; quema. Sigo mirando hacia afuera, por la ventana abierta. El alba está presente. El mar está tranquilo...
¿De qué hablo, cuál mar?.. ¡El océano entero!... ¿Cuál océano, el que aún no leo?...
Tardo y pausado mueres con mis besos, te extingues por un rato. Me froto las manos y pienso en más tarde, estoy en el futuro, está verde y es el pasto; está húmedo pero azul. Me da frío, dame un beso otra vez.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...