Ubi vos exigo evolutio, ego volo ascio vestrum animo. Tu es pestis.

© Francisco Javier Maureira P. 2005 - 2017

4.12.14

Pacto con el diablo.

Creo haberlo superado, nunca me había obsesionado con una persona, mi trastorno giraba en cosas o acciones, pero jamás había radicado en una persona. Aunque por un momento pensé que la obsesión fue de ambos, jamás tuve el coraje de preferirle y quedarme completamente con él, nunca tuve la seguridad de si era sólo un capricho mío, como tampoco tuve la seguridad de si acaso era una situación sana para mí. Nuestra complicidad no pasó a más de varios besos descubiertos y celados, que obviamente no era lo único que seríamos capaces de hacer, no teníamos límites en esta infidelidad. Cada instante nos enloquecíamos más, por lo que es así como se mantuvo aquella tensión tantos años –creo-; así decidimos distanciarnos, alejarnos, pero el destino nos guiaba a encuentros casuales en uno y en otro lugar, encuentros que no pasaron más de unas miradas, ni siquiera un gesto de saludo por cortesía; nos hacíamos los estúpidos por estar inhibidos. El destino nos fue juntando cada vez más en lugares casi imposibles, con mayor frecuencia, con mayor apetito en nuestras mentes, por lo que de a poco me fui convenciendo de que mi destino se gobernaba a su entorno; ingenuamente tuve el coraje de permitirme sucumbir ante su juego, en las duchas del motel, sólo para descubrir que su enfermedad había avanzado y que cada día estaba más demente; cambió su nombre por tercera vez, su aspecto físico evolucionó más tosco pero más masculino, su perspectiva del mundo estaba distorsionada y terminó por esconder a quien dulcemente me obsesionaba muy en el fondo de su sufrimiento. No obstante, estaba vulnerable, estábamos vulnerables ambos. No me importó ser la única conexión entre su pasado y su presente, la tensión esa tenía que desaparecer de alguna forma; fue mi mejor venganza ante mi despecho, y fui el mejor alimento para su ego. Tuvimos ambos lo que deseábamos, pero la locura del destino nos abofeteaba de todas formas; pactamos un trato, del cual no puedo escribir, un pacto a plazo, a tiempo, que cada vez está más próximo de cumplir. La fecha está próximamente lejana, pero se acerca a extraños pasos que me anidan un miedo y una sutil angustia. Quizá no debí ser tan bastardo, pero el trato ya está hecho, no puedo fallarle al diablo, más si se consumió en las tinieblas la amistad.


3.12.14

Quemadura lunar.

Me ofuscó tanto mirar la luna, esta úlcera que me fatiga la vista fue ineludible por aquel parásito que tiembla desde tan lejos. ¿Es que nadie más ve esa larva lunar y su danza, nadie más ve esa mancha, esa sombra sobre su palidez? Es horrible, la está desflorando, la hiere con cada premeditado movimiento, ¿de qué estás tan orgullosa hoy, Luna, si dejas que te violen de esa forma, de qué presumes si me muestras que careces de dignidad?