Me siento muy vulnerable, más que
otras veces, capaz incluso de errar como antes. Me siento inútil a mis
propósitos y ajeno a mis principios. Estoy un tanto cansado de vivir
conjeturas, estuve algunos días desorientado, angustiado y asustado. Sin
embargo debo agradecerte, hasta quizá agradecerme a mí mismo, porque de no ser
por las circunstancias, no tendría estas grandes ganas de beber nuevamente; no
sería nuevamente yo, aquí, escribiendo, melancólico como siempre, deseoso de
tomar tu cuerpo y exprimir hasta la última gota de tu esencia. Cuantas veces no
creí ya estar sano pero aun así vuelve esta patología; estuve frustrado en un
principio, no lo niego, pero pronto comprendí que esto ya es parte de mí -perdí
toda esperanza de creer que el amor un día me abandonaría-. Ahora sólo debo
dejar de luchar contra tu sonrisa, y guardarme todos estos besos hasta que un
día los necesites de vuelta. Estoy disfrutando cada delirio y cada exalto que
me produces. Felicitaciones, me tienes atrapado donde quieres con tu análisis;
para muchos es reprochable, pero para mí no. Tengo la sangre contenta por amar
bajo la misma razón de su propio verbo, una extraña emoción que se desborda por
las venas inundando el cuerpo desde el centro del pecho.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...