Lentamente raspo mis dedos y pienso en estos sentimientos sintéticos de repuesto; no me agrada estar feliz y me desprecio por no practicar mis convicciones; ¿hace cuánto callaron aquellas voces que juraron no abandonarme? cruzar el espejo fue un error; no hay vuelta a atrás, ya no existe portal alguno que me devuelva a mi mundo. A ver si uno de estos días le rezo a alguna divinidad para dejar de existir.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...