Muerde mis labios hasta sangrar,
hierve mi mirada con tu pasión,
ven,
bésame una vez más,
deja que la noche nos embriague,
porque ebrio estoy con tu sudor,
con tu saliva, con tu gemir,
y grita, grita de dolor,
porque tu dolor es mi placer...
¡¿por qué tu dolor es mi placer?!
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...