Bienvenidos todos a este orbe, donde estamos todos desubicados por los satélites para encontrar un lugar, donde nos conocemos en buena para ver que resulta, donde nuestro radar nos alienta para volver a follar. Sí, aquí en las tinieblas el amor sí existe, como palabras ebrias, sólo como hormonas, como una reacción química. Aquí la pasión es disfuncional, no es el amor que otros sienten, no es lo contrario a la soledad, es un quiebre mental, una patología en auge que moja las sabanas y los sueños, que nos hace monótonos en la ironía. Y claro, la ternura en estos lugares es vacía, pasajera y amarga, porque aquí el amor se resume en una permuta de fluidos, un desprecio que quema, una lágrima seca; una ilusión hecha mentira… Tráiganos una cura que nos exorcice la partuza.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...
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