Banalidades, indiferencias, traiciones, silencios, enemistades. No deseo bordear el desaliento, pero hay veces que uno se ve estimulado a mirar el gran abismo de la renuncia a creer. Me siento desilusionado del destino que a tantos ratos me brindó éxtasis, no comprendo la apuesta ni las normas del juego. Al parecer el infame frío consiguió penetrar numerosos corazones; ya no veo amor exteriorizado en las personas, sino como van tras algún interés egoísta. ¿Dónde ocultaron el amor? La justicia murmura bajo mi carne, y me siento asqueado. Colapsé quizás no en el momento más indicado, pero voy a estar bien, continuaré expectante este camino, trataré de que no me afecte; tengo la suerte de mi lado. Ojalá pudiera tomar las cosas con positivismo. Aléjate perverso frío, que mi corazón no lo vas a marchitar.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...
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