No hay
palabras concretas ni algún hilo argumental, sólo estro, numen, alegría y bienestar.
Lo reitero; soy muy afortunado, es que hay una estrella fugaz para cada suspiro,
para cada momento; sólo en el fallecimiento de un astro hay tal elegancia, sólo
en tal suceso se enclaustra el morbo y la hermosura de manera tan atípica. Hay magia
para cada ósculo, hay pasión para cada caricia. Hay un destello para cada
ilusión, una estela para cada promesa. Un brote de suerte para cada anhelo. Una
lluvia para cada lágrima. Una nube por cada esperanza. Incluso una nube gris para
cada corazón roto para cada resentimiento y para cada odio, como la de hoy, que
cubrió Santiago, aquella tan destacada por alegorías infelices y decepciones
varias, que sin embargo y dentro de todo nos torna a la imposibilidad de negar esa
perfección con la que abrazó la cordillera, porque simplemente, era para
maravillarse; ¿un cambio de percepción al concepto? Es que, aunque las nubes enfunden
el cielo y los truenos sacudan nuestros tímpanos, las estrellas continuarán
ahí, aún continuará la energía en los sueños; así como hay vida en los vientos
que nos guían el destino, los amores, las decisiones, los ánimos; así como hay
vida en teclear al azar palabras y letras, que no son más que la eutanasia de
las emociones, o más bien la maravilla de los lectores, continúo en mi sensación
de ser tan afortunado por enamorarte un poco más, no existirá mejor decisión
alguna, y aunque, como hoy, me extorsionen las nubes, no me asustaré. Ya sé
caminar bajo cualquier tormenta. Sé mantenerme feliz independientemente, soy un
corazón mochilero, y quizá pueda enamorarme y caer infinitas veces, pero sé que
quiero decidir por ti, infinitamente de ti, tuyo; y no porque el destino nos
caucione, sino porque me retribuyo a tu mirada, a tus latidos; déjame responder
a tus ilusiones y demandas, y complementar todo lo que tus bellos ojos necesiten.
El cuerpo es accesorio al alma, y nuestras almas, con la ayuda y el deseo de
los dioses, podrán emerger unidas y conectadas por más del tiempo necesario...
Por más del tiempo necesario, hacia un “demasiado”.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...
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