Me resulta extraño que las cosas
cambien todos los días, mi mente nunca tiene la misma concepción o la misma
solidez frente a algo, independiente si hablo sobre mis amistades o mis
pasiones o mi familia o mis estudios, nunca es lo mismo para cada día, no hay
una continuidad lineal espacial sobre algo, o alguien. Quizá mi mente está más
abierta al exterior y ya no se interioriza como antes; sí, hubo un tiempo en que
me introvertía demasiado y las cosas parecían no cambiar, y las personas
parecían más mías que hoy, mis pensamientos parecían rectos y uniformes. Ahora estoy
dispersado en la vida; la situación es que no llego a ningún lado pero aun así
camino, y continúo caminando como si fuese un sonámbulo viviendo sólo en sueños
fantasías e irrealidades. Sin embargo, así he llegado a muchísimos destinos, he
conocido muchos lugares, muchas personas, muchas reflexiones y puntos de vista,
he superado obstáculos y he concretado muchos sueños. ¿Qué es lo que quiero
realmente, evadir el yermo? Me impresiona quizá mi capacidad de no decepcionarme,
de continuar delirando siempre incluso tras tantas heridas. Quizá mi rumbo sea
hallar una fuente de inspiración, o quizá sea inspirarme de los paisajes, de
las personas que van y vienen, de las personas que siempre están
incondicionalmente. Mi analogía interna consiste en el perfume, no tengo mi
propia esencia, no tengo mi propio olor, todo me abruma, todo tiene su esencia
pero yo no. Ya, pero hablemos sobre la soledad; el punto clave es que la
soledad no es el problema, sino yo; no me aguanto mi propia compañía y no puedo
coexistir; en la soledad soy yo contra mí mismo, como si uno de los dos tuviese
que sobrevivir y ambos estamos armados y listos para la guerra. No señores, no
me seden que no quiero estar sedado como una ameba sin disfrutar mis errores,
prefiero existir conscientemente; soy un idiota, pero no se compadezcan de mi desconsolada
existencia porque un día moriré y entonces mis pensamientos, como los de este
ensayo, se esfumarán con mi alma en el aire. Lo que busco no es comprensión,
sino enamorarme de la vida, incluso si así veo en lo abstracto pasión o un arcoíris
en un vertedero; no me importa encaminarme a mi propio apocalipsis, no le tengo
miedo al dolor ni a la soledad... Le tengo miedo a mi gemelo que siempre me
acompaña.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...
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