Y es que a pesar de todo, seguimos aquí, de pie, con el honor intacto, y tu olor me recorre la vida, me mata de un suspiro, al inhalarte dulce y tan suavemente. Porque tu aroma me resguarda, me calma, y me ensueña; te fantaseo... Ahora masturbarme pensando en tí no resulta una mala idea; no cuando extraño tu cuerpo, tus caricias, tu calor y tus besos...
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...
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