Toco suave tus bordes, mientras pienso; un sentimiento exótico; fuera de mi cultura, pero se adecua a mi, algo lo hace parecer familiar. Tus movimientos se repiten en mi cabeza constantemente; no debiste, pero no debiste núnca... Con mis yemas ardiendo voy, me acerco, me acerco más; me duele el filo de tu belleza; a mis dedos no les parece interesar. Tu pelo lentamente recorre tu cuello mientras mueves tu cabeza; las luces no me dejan ver mucho; solo veo algo de colores en tu ropa; tu silueta, quizás algo más... No me empujes; no me alejes; déjame estar cerca. Algo diviso; tus ojos, tu mirada inocente intersecta la mía. Volteas y respiro tu cuello; toco tu pecho, te abrazo, y siento tu sudor; agua sexual. Las luces desvanecen, y mi pupila por fin puede descansar. La música cesa. Saboreo la venganza en mis labios.
Sin entramparse, abandonar el juego del deseo de el amor, de las
pasiones... de el fantasma de todo lo que no es, con sus cargas potentes,
en la insatisfac...
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